Nuestra Historia
El restaurante La Brasa es, sin lugar a dudas, uno de los templos gastronómicos más famosos de Utrera, un lugar donde miles de Utreranos han disfrutado de buenos ratos degustando los mejores productos. Un establecimiento que encara desde hace unos meses una nueva etapa una vez que Ángel Álvarez, su gerente de toda la vida, ha colgado el delantal.
El relevo está más que asegurado, ya que Carlos López, quien ha trabajado en la cocina del restaurante durante más de una década, ha tomado las riendas del negocio, que seguirá adelante con la misma línea exitosa que le ha llevado a ocupar el lugar que actualmente ocupa.
Equipo del Restaurante
Corría el año 1979 cuando abría sus puertas el restaurante La Brasa. Con solo 24 años de edad, Ángel González daba un paso adelante y, con la importante ayuda de su esposa, María Nieto, se embarcaba en la aventura de poner en marcha este negocio en una zona de Utrera que por aquellos años no tenía nada que ver con lo que podemos ver hoy en día. “Esto era prácticamente campo, no había tantas casas como ahora y, desde el primer día, la gente respondió de una manera espectacular”.
Al principio era algo impensable que vinieran desde el centro hasta aquí, pero desde el primer día teníamos el salón lleno», cuenta el propio Ángel.
El Comienzo
En sus inicios, la principal apuesta del local se basaba en la carne a la brasa, que se servía en unos particulares platos de madera. Poco a poco fueron pasando los años, la carta se fue ampliando y también el local, que en la actualidad tiene una capacidad para prácticamente 200 comensales.
Las buenas materias primas, acompañadas de buenos vinos, una atención profesional y una inmejorable relación calidad-precio, hicieron que La Brasa se convirtiera en uno de los restaurantes más famosos de Utrera, que ha destacado siempre por mantener una línea de trabajo muy estable y definida.
En la Actualidad
En la actualidad, uno de los salones de los que dispone el establecimiento se ha convertido en un pequeño museo, donde en un rápido vistazo es posible entrar en contacto con parte de la historia de Utrera. Un local que se convirtió en un punto de reunión de numerosos artistas flamencos, personalidades del mundo de los toros y las artes en general. En estas mesas han disfrutado de agradables veladas personas como Carlos Herrera, Jesulín de Ubrique e incluso Miliki y familia.
En octubre de 2016, Ángel González, después de casi cuatro décadas al frente del restaurante, decidía jubilarse y dejar el negocio, recibiendo rápidamente importantes ofertas económicas por parte de personas que estaban interesadas en seguir con el proyecto. “Mi deseo es que esto siga funcionando y mantenga la línea que entre todos hemos creado después de tantos años”. Por eso, cuando se planteó la posibilidad de que Carlos se hiciera cargo del restaurante, no lo dudé y lo intento arropar en todo lo posible», explica Ángel.
Carlos López es un utrerano que nunca había trabajado en el mundo de la hostelería antes de empezar a formar parte de la familia de La Brasa. Comenzó como ayudante de cocina, en una jornada tan complicada como es un 5 de enero y él mismo confiesa que “no sabía ni meter los platos en el lavavajillas. Todo lo que sé lo he aprendido aquí”.
Ángel Álvarez y Carlos López
Carlos tenía otro trabajo que nada tiene que ver con la hostelería, pero acudía a La Brasa a trabajar todos los fines de semana, forjándose así una relación muy especial con Ángel, que a día de hoy reluce todavía con más fuerza. «Ángel siempre me ha tratado como un hijo y me ha dado todas las facilidades del mundo para que pueda hacerme cargo de la dirección del restaurante», explica Carlos.
La primera piedra de toque ha llegado precisamente en las fechas de más trabajo para este tipo de establecimientos: los meses de noviembre y de diciembre. Ha sido un período de cambios, pero en el que todo ha funcionado a la perfección, porque incluso el restaurante ha conseguido mejores números que en años anteriores.
La idea de Carlos es la de mantener la misma línea que ha hecho de La Brasa uno de los mejores restaurantes de Utrera, siempre también con el objetivo de seguir sorprendiendo a los clientes, introduciendo nuevas tapas más elaboradas, ampliar la carta y hacer el establecimiento más atractivo para los más jóvenes. Para todo ello cuenta con el apoyo, consejo y asesoramiento de Ángel, al que, a pesar de su jubilación, es muy habitual verlo en el restaurante, ahora al otro lado de la barra.
“La gente se ha alegrado mucho de que el restaurante continúe adelante y han acogido muy bien el cambio, nos piden que mantengamos los elementos que se han convertido con el paso de los años en la esencia de La Brasa”, explica orgulloso Carlos.
Y es que, después de tantos años, el restaurante ha pasado a formar parte de los recuerdos de muchos Utreranos, que fueron en su día a comer allí con sus padres, que fueron creciendo e iban allí con sus parejas o amigos, y que en la actualidad siguen yendo con sus nietos. “Poder atender a tres generaciones de clientes ha sido para mí una auténtica satisfacción”, explica Ángel, quien asegura que todavía no le ha dado tiempo a aburrirse desde que se jubiló, ya que confiesa que “cuando echo de menos el ajetreo me vengo para acá”.